12 dic 2012

Nuestro futuro en manos de un buscador

Conforme pasa el tiempo y el hombre va creciendo, este va descubriendo y adquiriendo poco a poco verdades incuestionables. Una de ellas es que la materia no se destruye, simplemente se trasforma. Pero esta afirmación, en nuestros días, puede ir más allá pues ya no solo podemos concebirlo si hablamos de cosas físicas, sino también la podemos emplear en el mundo virtual.

La web, desde su creación, ha pasado por diversas etapas. Si fuera material, diríamos que ya ha pasado por varios estados diferentes. La primera de ellas, la Web 1.0, se remonta al tiempo en que el uso de Internet comienza a globalizarse. Nos podemos situar pues, desde 1995 a 2003. Se convierte en el primer medio de comunicación mediante el cual podemos enlazar de forma inmediata diversos contenidos mediante los hipervínculos. La cantidad y el acceso a la información es mucho mayor, aunque no todo el mundo puede ser creador de información. Debido a su dificultad, tan solo los profesionales tienen los conocimientos necesarios para crear páginas web, por lo que, en cierto modo la web nace siendo una fuente inagotable de monólogos a los que nadie puede contestar o debatir, dando así pie a que se pueda manipular la información según los deseos de quienes tienen la posibilidad de publicarla.

Entre 2003 y 2004 se produce un hecho que marcará un antes y un después en el mundo virtual. Aparece la Web 2.0. Los conocimientos informáticos de cada individuo ya no son un impedimento para ser partícipe activo de la web. Esta se vuelve un medio de comunicación social y pasa a tener un carácter aun más masivo si cabe.  Pero como todo, esta apertura de la web a todo el mundo trae consigo una serie de inconvenientes como fiabilidad de las fuentes de información, que en muchas ocasiones puede estar relacionado con que la manipulación se haga desde el anonimato, o la facilidad para 'copiar y pegar' información sin mayor complicación que, solamente, apretar un botón, lo que puede derivar en un problema de falta de esfuerzo. 

Falta de esfuerzo o excesiva comodidad que también podemos ver la web. Muchos dicen que ya nos encontramos en una nueva etapa, la de la 'Web semántica' o Web 3.0. Una de sus principales características es, a su vez, una de sus mayores desventajas. Con el apoyo en ese exceso de comodidad que caracteriza a la Web 2.0, ha nacido una web que decide por nosotros. Una web que comercializa con nuestra información. Dependiendo de ella, se crea una web personalizada para cada uno de nosotros. Por tanto, en un mismo instante, dos personas que accedan a la misma página la encontrarán distinta, pues el contenido de esta variará en función de nuestro perfil. Con ello, no es una locura decir que la manipulación se ha adueñado de la web. De un buscador dependerá qué encontramos o que no, qué tenemos la posibilidad de leer y que no, y en resumidas cuentas, nuestra capacidad de elección y de acceso libre a la información se verá reducida.